Relajado, con el pelo ligeramente más largo que de costumbre y, aparentemente, sin la menor preocupación, Brad Pitt se presentó al lado del director Bennett Miller y Jonah Hill en Cancún para hablar de su próxima película llamada Moneyball (nombre tentativo: El juego de la fortuna), donde interpreta a ‘Billy Beane’, encargado de un equipo de beisbol que sufre de muy bajo presupuesto.
«Mi único acercamiento con el juego hasta ahora había sido un pelotazo en la cara en la secundaria. Fueron 18 puntadas. Yo sabía más de futbol americano y de futbol, futbol», aseguró el actor a Milenio.
Pero después de esa amarga experiencia, decidió echarle otro vistazo al juego, pero ahora con una visión un tanto más crítica. Sobre todo porque tanto él como el director aseguran que el beisbol como tal no es lo que más importa de la cinta, sino cómo es que ésta confronta a lo establecido en el deporte, en la vida y hasta (por hacer un paralelo) con los estudios de Hollywood.
«A mí me hace cuestionarme mis propias creencias, mis propios prejuicios», aseveró Pitt.
Pero la vida en el set de la cinta que comenzó a rodarse exactamente hace un año no estuvo libre de bolas rápidas que esquivar. Sobre todo porque desde casi el principio comenzó una guerra de bromas pesadas entre los actores.
«Jonah es bastante bueno para la revancha. Es una película difícil, requirió de todo nuestro poder mental todo el día por 12 o 14 horas y por eso es importante recordar que hay que gozar la vida. Generalmente es un intercambio. Alguien suelta el primero golpe y comienza con todo».
Respecto a que si la relación entre Jonah Hill y Brad Pitt se había vuelto una especie de ‘Bromance’ (romance entre dos amigos), el protagonista tomó la rodilla de su compañero y sonrío plácidamente cuando éste dijo: «Sí, tenemos que anunciarles algo…», pero interrumpió la presunta declaración de amor ante la risa de los asistentes.
Fuente: Sipse