México, 13 Sep (Notimex).- Una de las peleas más importantes de la última década es la que disputarán el mexicano Saúl «Canelo» Álvarez y el kazajo Gennady Golovkin, donde el vencedor indiscutiblemente será el mejor boxeador de la actualidad.
El presidente del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), Mauricio Sulaimán, dejó en claro que para este desempate se vive un ánimo diferente entre los pugilistas respecto a la pelea de septiembre del año pasado.
«Sin duda es la pelea más importante del año y quizá de los últimos tiempos, de la década, definitivamente la atención del mundo estará en lo que pase en el ring el sábado», dijo en entrevista con Notimex.
«El sábado veremos al mejor de la actualidad, el que gane se lleva el reconocimiento de ser el mejor del mundo en todas las divisiones», comentó Sulaimán Saldívar, quien desde el martes llegó a Las Vegas con el cinturón chiapaneco que entregarán al vencedor de dicha contienda.
Comentó que las declaraciones de ambos pugilistas y sus equipos han dado un toque especial a esta pelea, incluso personal, pero quedarán de lado cuando los dos estén solos en el ring en busca de la victoria y de los títulos de peso medio del CMB y AMB que ostenta el kazajo.
«Es diferente el ánimo con el que se llega a la pelea, el año pasado llegaron con mucho respeto, con una actitud muy diferente, ahora muy agresivos, con mucho coraje, con amenazas, siento que al sonar la campana todo queda a un lado y el que logre ejecutar su plan de trabajo será el que se lleve el triunfo».
Tras el empate que tuvieron el 16 de septiembre de 2017, ambos pugilistas ya se conocieron y sintieron, consideró el titular del CMB, por lo que ambos saben qué les faltó aquella ocasión para imponerse, «ahora van a ejecutar y ver quién puede ganar».
Y el nocaut es algo muy viable en esta pelea, añadió el directivo, «yo lo veo viable, sin duda, los dos tienen con qué y si se hace un mayor número de intercambios como los dos han querido, según sus palabras, se podría ver un desenlace espectacular».
De lo que está seguro es que al término de la batalla y pese a todos los ataques verbales de ambos lados, los protagonistas podrán estrecharse la mano e incluso darse un abrazo como compañeros de profesión, tras una pelea digna.
También quedaría abierta la puerta «y quizá ver hacia una tercera pelea», aunque ahora la afición solo debe preocuparse por disfrutar a dos de los pugilistas con más alto nivel en la actualidad y celebrar lo que será una gran pelea.